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por Alejandro Pagliero, Asesor Financiero Nasini Individuos
En cierto punto, se vuelve "cómico" observar cómo fluctúan las tendencias en el mercado. Hace unos pocos meses, se percibía una enorme desesperación por la compra de dólares; luego, la situación se calmó un poco en diciembre, pero volvió a intensificarse en enero. Hoy en día, ya se escuchan comentarios como “no es más negocio tener dólares”. En primer lugar, quién compra dólares con el objetivo de hacer negocio está equivocado; es un activo de refugio ante las fluctuaciones del peso argentino, pero no es un negocio a menos que se invierta.
Durante el 2023, en al menos tres ocasiones, recomendábamos la compra de dólares, ya que la masa de pesos circulantes en la economía no hacía más que aumentar. Hoy en día, observamos un panorama de mayor responsabilidad fiscal y monetaria, y a medida que el mercado gana confianza, comienzan a surgir estos fenómenos donde, en busca de rendimientos, se observa una disminución en la demanda de dólares.
En pocas semanas, comenzarán las primeras liquidaciones de una cosecha que se espera sea relativamente buena a pesar de las últimas semanas con problemas con la falta de lluvias y la caída de los precios internacionales. Este ingreso de divisas es un factor importante para mantener estable el mercado cambiario y para que los exportadores se sientan tentados a liquidar, dado que la brecha entre el dólar oficial y el CCL se encontraría en un nivel bajo.
Ahora bien, si la fortaleza en materia cambiaria se mantiene, no sería una locura que las tasas en pesos comiencen a bajar, con el fin de disminuir el crecimiento de la deuda en el BCRA. Hay quienes piensan que con la inflación actual es suficiente, pero en un contexto de posible dolarización futura, este no sería el caso, ya que todos los pesos serían cambiados por USD y si se mantiene un crecimiento nominal de la cantidad de pesos, sumado a una revalorización del tipo de cambio, cada vez será más caro liquidar los pesos.
¿Qué haría yo con pesos y con USD en este momento?
En primer lugar, nuestro patrimonio financiero debe contener diferentes tipos de activos financieros.
A los pesos que necesitaré en los próximos 30 a 60 días (por ejemplo, para pagar la tarjeta), los invertiría a tasa fija mediante cauciones bursátiles o un fondo común de inversión.
En cuanto a los pesos que deseo invertir a largo plazo, los dividiría en:
Acciones de empresas argentinas, como GGAL e IRSA que podrían beneficiarse, en el mediano / largo plazo, si la situación del país mejora en cuanto a inversión y crédito. Además, consideraría CEDEARS, aprovechando la caída de algunas empresas chinas, así como opciones más conservadoras como JNJ y Barrick Gold, esta última debido a su vinculación con materias primas importantes como el oro.
Con estos activos, tendríamos la posibilidad, en el futuro y según la evolución de sus balances, de generar retornos en USD y, en caso de devaluación, estar vinculados al dólar CCL.
Por otro lado, si tengo USD, los invertiría en Fondos Comunes de Inversión que generan rendimientos entre el 3.5% y 4% anual en dólares, a la espera de una reducción en el costo de enviar dólares a EE. UU. mediante el "dólar cable". Si durante la liquidación de la cosecha ingresan USD al mercado local, es posible que enviar dólares al exterior se vuelva muy barato. Al día de hoy, cuesta alrededor del 5%, pero en algunos momentos ha llegado al -1%, es decir, que si llevas dólares fuera del país, te pagan el 1% adicional. Por ejemplo, si transfieres USD 100.000 desde ARG, se te acreditarían USD 101.000 en EE. UU.
De aprovechar esta oportunidad, invertiría en bonos del tesoro de EE. UU. para generar entre el 4% y 5% anual en USD. Podría dejarlo ahí, pero en mi caso, si en algún momento encuentro oportunidades de compra de acciones, bonos o índices, vendería esos treasuries y buscaría hacer buenos negocios con el tiempo.