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oct
por Santiago Vargas Oria, Analista Research de NASINI SA
Finalizada la primera quincena del mes, la tendencia ha sido clara: tanto la renta variable como la renta fija están cotizando en máximos de la era Milei, con el riesgo paÃs rompiendo los mÃnimos de este gobierno. Esto justifica la euforia de un mercado muy optimista que celebra los progresos de la economÃa.
Más precisamente, el Merval ha superado los USD 1,500 (el nivel más alto desde 2018), con rendimientos promedio por encima del 10% en el último mes, liderado por compañÃas del sector energético y bancario. Este crecimiento también fue favorecido por un contexto internacional positivo, luego del recorte de tasas de la FED, lo que resultó en rendimientos excepcionales para el Ãndice.
Tras el rally positivo del equity, los bonos soberanos se habÃan quedado rezagados respecto al Ãndice accionario, pero finalmente acompañaron la suba de manera significativa, con rendimientos por encima del 7% en dólares durante el último mes, liderados por el tramo largo de la curva. AsÃ, el riesgo paÃs comprimió fuertemente y ahora se encuentra en los mÃnimos de la actual gestión. Es importante destacar que estos rendimientos fueron muy superiores a los de sus pares emergentes, lo cual indica que no solo se beneficiaron de factores externos, sino también de cuestiones locales.
En particular, la sorpresa vino del BCRA, que ha mostrado un saldo comprador desde septiembre, un mes que históricamente presenta una estacionalidad negativa. La performance de la autoridad monetaria ha sido excelente, acumulando más de USD 700 millones en compras durante octubre. Este resultado ha sido favorecido por el agro, que mantiene un buen ritmo de liquidaciones, menores pagos de importaciones (contrario a lo esperado), el efecto positivo del blanqueo y las emisiones de deuda corporativa en el exterior. Todos estos factores sorprendieron a un mercado que esperaba lo contrario.
La brecha, favorecida por este escenario, también se encuentra cerca de los mÃnimos de esta gestión, cotizando entre el 16% y el 20% respecto al dólar oficial.
Además, el gobierno obtuvo otra victoria polÃtica al lograr mantener el veto al proyecto de ley de financiamiento universitario, que amenazaba el equilibrio fiscal. Esta decisión fue interpretada como una señal clara de afianzamiento del orden fiscal, lo que el mercado recibió positivamente.
Después de unos meses, hemos regresado al camino de la desinflación: septiembre cerró con un 3.5% de inflación, rompiendo la difÃcil barrera del 4%, y con la noticia positiva de que la inflación núcleo cayó a niveles del 3.3%. Según diversas mediciones de alta frecuencia, octubre estarÃa en el rango del 3.2% - 3%, con menor presión de precios regulados. La duda es si el IPC podrá converger al nivel del 2% del crawling a fin de año, dado que la recuperación de los salarios reales, la actividad económica y la expansión del crédito al sector privado podrÃan ejercer presión. Sin embargo, nos mantenemos optimistas sobre la continuidad de esta tendencia.
La clave será medir si, una vez superados los efectos del blanqueo, se podrá mantener este flujo positivo. Será importante monitorear si el BCRA podrá seguir acumulando reservas para continuar beneficiando a la renta fija soberana. También seguiremos de cerca los datos de actividad, donde los indicadores de alta frecuencia muestran cierta disparidad, con resultados mixtos. Es probable que septiembre sea similar a agosto, pero que octubre muestre una recuperación más firme respecto a meses anteriores. La actividad económica será clave tanto para mantener el rally del equity como para reafirmar el apoyo social, en un contexto que se recupera de la recesión mientras intenta limitar la inflación.
En lo social, el triunfo polÃtico del gobierno al mantener el veto podrÃa afectar a corto plazo su imagen positiva, por lo que será crucial que la actividad económica acompañe los logros obtenidos en la reducción de la inflación, de cara a las elecciones de 2025.
Hoy, en un contexto de brecha baja, acumulación de reservas, desinflación (aunque menor a la esperada) y la eliminación del impuesto PAIS en diciembre, se abre una ventana para terminar con los controles cambiarios. El efecto del blanqueo y la "primavera cambiaria" ayudan, pero también exigen reformas para evitar desequilibrios futuros. Dicho esto, consideramos que la probabilidad de levantar el cepo es baja, y es probable que se mantenga al menos hasta las elecciones legislativas de 2025. El gobierno parece inclinarse por el gradualismo cambiario, dado el riesgo socio-polÃtico que podrÃa generar un ajuste abrupto del esquema actual.
Aun asÃ, el esquema cambiario actual requiere alguna modificación en el corto plazo, independientemente de que se extienda el cepo. También podrÃa ser estratégico ajustar el crawling a la baja para favorecer la desinflación, en lÃnea con la dinámica de tasas que el Tesoro podrÃa necesitar ajustar pronto.